Recogido por Esteban Peicovich en su libro "Borges, el palabrista"
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Gracias quiero dar al divino Laberinto de los efectos y de las… Por la diversidad de las criaturas Que forman este singular universo, Por la razón, que no cesará de soñ…
De los muchos libros de versos que mi resignación, mi descuido y a veces mi pasión fueron borroneando, El otro, el mismo es el que prefiero. Ahí están el Otro poema de los dones, el Poe...
Una espada, una espada de hierro forjado en el… una espada con runas que nadie podrá desoír ni descifra… Una espada que los poetas
Más allá de los símbolos, más allá de la pompa y la ceniza d… más allá de la aberración del gram… que ve en la historia del hidalgo que soñaba ser don Quijote y al fi…
Esta es una elegía de los rectos portones que alargab… en la plaza de tierra. Ésta es una elegía que se acuerda de un largo resplan…
Nada en la tierra puede herirlo, ni el desamor de una mujer, ni la tisis, ni las ansiedades del verso, ni esa cosa blanca, la luna, que ya no tiene que fijar en palabras. Camina lentame...
Hijo de algún confín de la llanura Abierta, elemental, casi secreta, Tiraba el firme lazo que sujeta Al firme toro de cerviz oscura. Se batió con el indio y con el god…
Sospechándose indigno de otra haza… como aquella en el mar, este solda… a sórdidos oficios resignado, erraba oscuro por su dura España. Para borrar o mitigar la saña
Somos el tiempo. Somos la famosa parábola de Heráclito el Oscuro. Somos el agua, no el diamante duro… la que se pierde, no la que reposa… Somos el río y somos aquel griego
A mí, tan luego, hablarme del finado Francisco Real. Yo lo conocí, y eso que éstos no eran sus barrios porque él sabía tallar más bien por el Norte, por esos laos de la laguna de Guadal...
Acaba de publicarse en París una nueva edición, texto latino y versión francesa, del “Elogio de la locura”, de Erasmo de Roterdam, uno de los libros más afamados y menos leídos de la li...
Los sueños son el género; la pesadilla, la especie. Hablaré de los sueños y, después, de las pesadillas. Estuve releyendo estos días libros de psicología. Me sentí singularmente defraud...
Siempre lo cercó el mar de sus may… los sajones, que al mar dieron el… ruta de la ballena, en que se aúna… las dos enormes cosas, la ballena y los mares que largamente surca.
Los rumores de la plaza quedan atrás y entro en la Biblioteca. De una manera casi física siento la gravitación de los libros, el ámbito sereno de un orden, el tiempo disecado y conserva...
Dispersos en dispersas capitales, solitarios y muchos, jugábamos a ser el primer Adán que dio nombre a las cosas. Por los vastos declives de la noch…