Recogido por Esteban Peicovich en su libro "Borges, el palabrista"
#Argentinos #PremioCervantes #SigloXX
El poniente impecable en esplendor… quebró a filo de espada las distan… Suave como un sauzal está la noche… Rojos chisporrotean los remolinos de las bruscas hogue…
Sin proponérmelo al principio, he consagrado mi ya larga vida a las letras, a la cátedra, al ocio, a las tranquilas aventuras del diálogo, a la filología, que ignoro, al misteri...
Entra la luz y me recuerdo; ahí es… Empieza por decirme su nombre, que… Vuelvo a la esclavitud que ha dura… Me impone su memoria. Me impone las miserias de cada día…
Nadie es la patria. Ni siquiera e… que, alto en el alba de una plaza… rige un corcel de bronce por el ti… ni los otros que miran desde el má… ni los que prodigaron su bélica ce…
Un hombre que cultiva su jardín, c… El que agradece que en la tierra h… El que descubre con placer una eti… Dos empleados que en un café del… El ceramista que premedita un colo…
Si (como afirma el griego en el C… el nombre es arquetipo de la cosa en las letras de “rosa” está la ro… y todo el Nilo en la palabra “Nil… Y, hecho de consonantes y vocales,
Torne en mi voz la métrica del per… a recordar que el tiempo es la div… trama de sueños ávidos que somos y que el secreto Soñador dispersa. Torne a afirmar que el fuego es la…
Isaac Luria declara que la eterna… tiene tantos sentidos como lectore… versión es verdadera y ha sido pre… por quien ideó el lector, el libro… Tu versión de la patria, con sus f…
Aquí la vasta enciclopedia de Bro… aquí los muchos y cargados volúmen… aquí la devoción de Alemania, aquí los neoplatónicos y los agnós… aquí el primer Adán y Adán de Bre…
El hombre que desembarcó en Buenos Aires en 1871 se llamaba Johannes Dahlmann y era pastor de la Iglesia evangélica; en 1939, uno de sus nietos, Juan Dahlmann, era secretario de una bib...
Como quien recorre una costa maravillado de la muchedumbre del… albriciado de luz y pródigo espaci… yo fui el espectador de tu hermosu… durante un largo día.
La obra visible que ha dejado este novelista es de fácil y breve enumeración. Son, por lo tanto, imperdonables las omisiones y adiciones perpetradas por madame Henri Bachelier en un cat...
Juro que no por deliberación he vu… de alta recova repetida como un es… de parrillas con la trenza de carn… de prostitución encubierta por lo… Puerto mutilado sin mar, encajonad…
Hoy, nueve de setiembre de 1978, tuve en la palma de la mano un peq… de los trescientos sesenta y uno q… para el juego astrológico del go, ese otro ajedrez del Oriente.
Cumplida la agonía, ya solo, ya solo y desgarrado y rechazado, se hundió en el sueño. Cuando despertó, lo aguardaban los hábitos cotidianos y los lugares; se dijo que no debía pensar de...