En la sala tranquila cuyo reloj austero derrama un tiempo ya sin aventuras ni asom… sobre la decente blancura que amortaja la pasión roja de la…

De fierro de encorvados tirantes de enorme f… para que no la revienten y la desf… las muchas cosas que mis aborrotad… las duras cosas que insoportableme…

Me acuerdo, fue en Balvanera, en una noche lejana, que alguien dejó caer el nombre de un tal Jacinto Chiclana. Algo se dijo también

Los hombres inventaron el adiós po…

De estas calles que ahondan el pon… una habrá (no sé cuál) que he reco… ya por última vez, indiferente y sin adivinarlo, sometido a quien prefija omnipotentes norma…

En 1897 la disparó contra el presidente del Uruguay un muchacho de Montevideo, Arredondo, que había pasado largo tiempo sin ver a nadie, para que lo supieran sin cómplice. Treinta años ...

—Ésta—dijo Dunraven, con un vasto ademán que no rehusaba las nubladas estrellas y que abarcaba el negro páramo, el mar y un edificio majestuoso y decrépito que parecía una caballeriza v...

Las naves de alto bordo, las azule… espadas que partieron de Noruega, de tu Noruega y depredaron mares y dejaron al tiempo y a sus días los epitafios de las piedras rúnic…

En la página 278 del libro La poesía (Bari, 1942), Croce, abreviando un texto latino del historiador Pablo el Diácono, narra la suerte y cita el epitafio de Droctulft; éstos me...

¿Dónde estará mi vida, la que pudo haber sido y no fue, la venturosa o la de triste horror, esa otra co… que pudo ser la espada o el escudo y que no fue? ¿Dónde estará el per…

El tema de hoy será el budismo. No entraré en esa larga historia que empezó hace dos mil quinientos años en Benares, cuando un príncipe de Nepal—Siddharta o Gautama—, que había llegado ...

Afuera hay un ocaso, alhaja oscura engastada en el tiempo, y una honda ciudad ciega de hombres que no te vieron. La tarde calla o canta.