¡Déjalos! Aunque el mundo te señale
con su dedo inflexible, ¡ten valor!
Que donde quiera que tu pie resbale,
para apoyarte encontrarás mi amor.
Yo, que soy tu sostén, seré tu guía:
¡todo lo que tu quieras yo seré!
Porque has desenterrado mi alegría...
y has hecho más aún: ¡La has puesto en pie!
Hasta que no te vi temblé de frío:
¡no hay cosa que hiele más que el pesar!
Yo, que estaba tan pálido y sombrío,
al verte me sentí resucitar.
Mi vida es otra noche por lo oscura,
pero te pertenece aún siendo así:
¡vale más que mi vida tu hermosura
y toda entera me la diste a mí!
¿Qué importa el mundo ni su juicio vano?
¡Su pequeñez no alcanza a nuestro amor!
¡La rosa que ha nacido en un pantano,
aunque el mundo no quiera, es una flor!