¡Oh tú, del alto cielo, Precioso don al hombre concedido! ¡Tú, de mis penas íntimo consuelo, De mis placeres manantial querido! ¡Alma del orbe, ardiente Poesía,

¡Reina en el cielo, Sol! reina e… Con tu almo fuego mi cansado pecho… Sin luz, sin brío, comprimido, est… Un rayo anhela de tu ardiente llam… A tu influjo feliz brote la grama,

No encuentro paz, ni me conceden g… de fuego devorado tengo frío, abrazo al mundo y quédome vacío, me lanzo al cielo y préndeme la ti… Ni libre soy, ni la prisión me enc…

Los negros cabellos Al viento tendidos, Los ojos hundidos, Marchita la tez, Hoy llora humillada

Es grata al caminante en noche frí… La alegre llama del hogar caliente… Grata al que corre bajo el sol ard… La fresca sombra de arboleda umbrí… Grato, como dulcísima armonía,

Cánticos de tus vírgenes sagradas, que de tu amor proclaman las dulzu… son esas voces que, de unción colm… llegan al corazón graves y puras. Tu soberana mano ¡Ser eterno!

Suspende, mi caro amigo, tus pasos por un instante: no está la ermita distante, y apenas las cinco son. Ven a admirar —bajo el toldo

¡Del huracán espíritu potente, rudo como la pena que me agita! ¡Ven, con el tuyo mi furor excita! ¡Ven con tu aliento a enardecer mi… ¡Que zumbe el rayo y con fragor re…

Tú, que rigiendo de la noche el ca… sus sombras vistes de cambiantes b… dando entre nubes –que en silencio… puros destellos, para que mi alma te bendiga y ame,

Hija del aire, nívea mariposa, que de luz y perfume te embriagas y del jardín al amaranto vagas, como del lirio a la encendida rosa… Tú que te meces cándida y dichosa