Gertrudis Gómez de Avellaneda

A la augusta reina madre Doña María Cristina de Borbón en su vuelta a España

La gioja verace
per farsi palesse
de un labbio locuace
besogna non ha.
Metastasio.

   Si abunda el sentimiento,
Si el entusiasmo inspira,
Al elevado acento
No templo yo mi lira;
Vibran sus cuerdas dóciles
Y ecos del alma son.
   Ecos que amor enciende,
Ecos que el alma emite.
Toda alma los comprende,
Todo eco los repite,
Y es hoy mi humilde cántico
Voz de una gran nación.
 
   Asaz en su abandono
Gozose el hado injusto,
Y en el excelso trono
Miró al ángel augusto,
Entre la regia púrpura
Llorando su horfandad.
   Hoy se hunda en el olvido
Tan fúnebre memoria,
Y el solio esclarecido
Destelle nueva gloria
Solo acogiendo plácido
Votos de lealtad.
 
   Que amor tan solo rige
Con leyes de clemencia,
Do la virtud dirige,
Do reina la inocencia,
Y son gloriosos súbditos
Los hijos de Guzmán.
   ¡Ellos renuevan hora
Los recuerdos eternos
De tu bondad, Señora!
¡Madre, te adoran tiernos!
¡Reina, te aclaman férvidos!
¡Bella, culto te dan!

Marzo de 1844

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