Desvívete,
Cada vez que ames de nuevo,
aunque el corazón esté quebrado
y de enamorarte tengas miedo,
Desvívete.
Aunque no lo conozcas por completo,
aunque no siempre te saque sonrisas,
o mejor aún, de risas esté repleto,
desvívete.
Desvívete,
desenvuélvete como flor en primavera,
aunque aún haga frío.
Desvívete,
desnúdate el alma, desprotege lo más profundo de tu corazón,
aunque después quede vacío.
Desvívete,
entrégate y no pidas nada a cambio,
no lo esperes, no lo exijas.
Desvívete lo suficiente y más
para quedar vacía de amor,
repleta de sus sonrisas.
Sonrisas que almacenarás en tus valijas
de memorias de amor y desamores,
que se irán sumando a los montones
de enseñanzas de la vida y sus palizas.
Que guardarás por el resto de tu vida,
y al irte acordando, aflorarán lágrimas y sonrisas,
llantos desquiciados y carcajadas desmedidas
en un intento de recobrar tus memorias desvividas,
y tu vida, bien vivida y desvivida,
y tu corazón, desangrado y desamado,
desalmado, al igual que desinteresado,
excepto en aquellos momentos en los que
solamente te desarmabas a pedazos,
entregándote desnuda en cuerpo y alma, desvivida.
Desvívete, desviviéndote por él, mientras lo permita la vida