Ya nunca más diré: “Todo termina”,
Sino: “Sonríe, alma, y comencemos.”
En nuevas manos pongo nuevos remos
Y nuevas torres se alzan de la ruina.
Otra alegre mañana determina
El corazón del mundo y sus extremos.
Juntos, alma, tú y yo inauguraremos
Este otro amor y su preciosa espina.
Para mirar mi muerte atrás miraba
Y encontré renaciente la llanura
Y sellada la boca de mi herida.
Ni el nombre sé yo ya de quien amaba,
Desmemoriado y terco en la aventura
De que quien me mató me dé la vida.