No quiero irme viviendo, irme muri… en este remolino de los días, ciegos de prisa, locos enredados, mordiéndose las colas, resbalándos… por rotas espirales de impaciencia…

Dadme un espeso corazón de barro, dadme unos ojos de diamante enjuto… boca de amianto, congeladas venas, duras espaldas que acaricie el air… Quiero dormir a gusto cada noche.

Cuando caí de Ti a la dura tierra… cuando me hallé, caliente de tus m… desnuda y con gemido entre los hom… era tu propio aliento el que llena… mis frágiles pulmones encerrados

Entre las cañas tendida; sola y perdida en las cañas. ¿Quién me cerraba los ojos, que, solos, se me cerraban? ¿Quién me sorbía en los labios

Vaso me hiciste, hermético alfarer… y diste a mi oquedad las dimension… que sirven a la alquimia de la car… Vaso me hiciste, recipiente vivo para la forma un día diseñada

¡Qué dulces las uvas dulces! ¡Qué verdes tus ojos claros!... Tú me mirabas, mirabas; yo comía, grano a grano... Y de pronto te inclinaste,

Una mujer corría. Jadeaba y corría. Tropezaba y corría. Con un miedo macizo debajo de las… y un niño entre los brazos.

Cuando nace un hombre siempre es amanecer aunque en la a… la noche pinte negros cristales. Cuando nace un hombre hay un olor a pan recién cocido

“—¡Orza la barra!... ¡A estribor!… ¡Izad el trinquete!... ¡Avante!..… Las cuatro sillas navegan por los mares orientales... El cinturón erizado

¡Corre que te corre! ¡A correr, mi niño, sobre la hierba verde y el tomillo! ¡A correr, que el viento

No aurora fue. Ni llanto. Ni un i… bebió la luz. Sus ojos no tuvieron color. Ni yo miré su boca tierna..… Ahora, ¿sabéis?, lo siento. Debisteis dármelo. Yo hubiera deb…

A tiros nos dijeron: cruz y raya. En cruz estamos. Raya. Tachadura. Borrón y cárcel nueva. Punto en b… Si observas la conducta convenient… podrás decir palabras permitidas:

¡Cuán vanamente, cuán ligeramente me llamaron poetas, flor, perfume!… Flor, no: florezco. Exhalo sin mu… Me entregan la simiente: doy el fr… El agua corre en mí: no soy el agu…

Ola cuajada en la piedra con espuma de romero, hasta tu desnuda cima me has levantado sin vuelo. Sobre tu lomo clavada

—Mamá, yo quiero la luna. —Hijo mío, está muy alta. —Mamá, yo quiero un caballo. —Hijo, si no tienes cuadra. —Mamá, yo quiero un pececito.