Muerto está el corazón: ¡ni aun el suspiro
exhala del dolor! Mustio, cansado,
enmudece el laúd, desesperado
fastidio y soledad do quiera miro.
No son sueños poéticos, deliro:
no suspira mi pecho enamorado
¡quisiera descansar! sí, que abrumado
me siento por el aire que respiro.
Ya no puedo cantar, ¡adiós, mi lira!
tú que de mis ensueños y dolores
el eco fuiste, queda abandonada.
Si pronto el plazo de mi ser expira,
tus vibraciones de pesar y amores
repite en torno de mi tumba helada.