a Adolfo Agustín Arnulphi
Hasta cuándo puedo seguir jugando con el diccionario mientras intento convencerte de que salir de este alboroto será placentero. Es como si hubiese cruzado la puerta del laberinto adent...
cuando la última palabra dicha soc… se escucha en eco y suena fea como mal dicha como si la boca que pronuncia fues… como si por la repetición perdiera…
Tengo las antenas prendidas; unas cuantas certezas firmes, estr… también algunas incertidumbres —¡bienvenidas! que están para navegarse–
Tiene los senos como de verano y adentro un botón. De tanta dicha: la blanca desea
Instrumentadora del aire que sórdida y putrefacta menstrúa el vívido e inmenso infortunio de ser
Reiteradas veces me encuentro pensando en cómo (y para qué) compartir los beneficios que la práctica diaria de yoga le trajo a mi vida en tantos aspectos sin c. creer que todos necesita...
Como dos astas maduras se cae mi conciencia profunda y sólo encuentro alivio en el reco… Por hoy, hay una mirada que no se perdió en…
cuido mi casa por si entra un aire de vieja historia que pesa en el aire a la espera de un locutor
Me decís te quiero con la cabeza e… tus ojos están como perdidos. miro tus labios siempre los miro. tienen forma como de mandarina.
¿es esto el preludio de un amor canónico erigido —ni más ni menos— que por el absurdo?
Lunes kilométrico de crujir en las internas de inciertos y pieles perfumadas de un messenger de amor
¿Dónde busca consuelo cualquiera cuando lo que rebosaba no está der… sino ausente? ¿existe un refugio si hay pérdida? ¿Por qué solo el paso del tiempo d…
me arrancaste un dolor antiguo que se movía por dentro punzándome la espina dorsal. Con tu canto, con las manos blandas
Te pregunté a dónde van tus pierna… porque ayer me dijiste que estaban… “no me acuerdo qué soñé” me dijiste. Los pájaros están cantando tan cer…
Me introduje, visceral, mientras devoraba el consumo de los cuerpos, de las pieles,