Ana Francisca Abarca de Bolea

Soneto a una penitencia

A Fenisa aplicaba el labio y boca
al párpado siniestro con cariño,
Anarda, y acechándola el dios niño,
a envidia fiera el caso le provoca.
 
Las flechas arrojó y con furia loca
dijo: “Piérdanse ya las que yo ciño,
pues con pena mortal el pecho tiño
en rabia tal que en ansias le sofoca”
 
Apellida venganza el dios alado,
nuevas armas previene en su defensa,
ostenta su poder y rabia ardiente
 
y dice: “Pues Fenisa me ha abrasado,
Anarda misma vengará mi ofensa
lastimándola el párpado su diente”
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