Almafuerte

El misionero (fragmento)

4.- No hay caridad verdadera que no se enferme o
que no se manche.
 
5.- Para subir hasta Jesús hay que bajar hasta Dimas,
y para llegar hasta Dimas hay que dejar muy arriba el
éter irrespirable de los inocentes y los puros.
 
9.- El dolor no huele a vinagre aromático: ni habla en
verso ni se lamenta en música, ni va a cenar a la
fonda, como los cómicos, después de llorar.
 
18.- El corazón del bueno es comparable a las vendas que
circundan las heridas: a medida que éstas van
cicatrizando, aquéllas van arrojándose impregnadas de
pus y sangre.
 
20.- No creas en la predicación de aquel abate perfumado
de heliotropo, que sube a su púlpito con el corazón
lleno, todavía, de las graves impresiones de la Conferencia
de San Vicente y de las fiestas de caridad de las duquesas
y que cruza después, como un César, sudoroso entre sus
encajes, por aquella elegantísima multitud cuya emoción
artística él ha producido y cuya admiración él ha
conquistado. No creas en esa predicación... ¡es una página de
Rossini!
 
21.- Cree, sí, en el propio San Vicente de Paul; sí, en el
apostolado de aquel sacerdote ciego de caridad, enloquecido de
evangelización, que ora se lanza por los desiertos de Africa
y ora se mete en los tugurios de la ciudad, que son los
desiertos de la civilización, para salir de ellos torturado de
dudas, cubierto de maldiciones y carcomido de remordimientos.
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