Contigo aprendí a respirar
alcancé el lapso exacto en que
sustituía el aire puro de tus
flácidos, débiles, atrofiados
e insuficientes pulmones.
Aprendí a inhalar y expulsar
las partículas impolutas
que no contaminan el cuerpo
no maculan la sangre
ni envejecen el rostro.
Te vuelvo a respirar
y consigo
el fresco aliento
de un cuerpo inerte
de una virgen,
inocente criatura,
movida por la bravura
sin pecados cometidos,
sin censuras aberrantes
sin lamentos ni quejidos.
Te respiro
reconozco que
no soy capaz de
copiar tus medidas
Te respiro
concretando el acto
sin saber las dimensiones,
área o volumen,
en el desmesurado
propósito de articular
relaciones y categorías
en el amor.
Este acontecimiento
que te vuelve loca
te toca las entrañas
y te mojas toda
te envuelves en mi piel
y te sonrojas
se te crispan los vellos
y se levantan las puntas
de tus negros pezones.
Te respiro porque eres
el vapor que mueve
la máquina biológica
de mi pensamiento
que necesita
el calor de tu cuerpo
y pretende que te vuelves
un ser de la rutina
de espurias mañas
un ente sin rostro
una figura sin talla
que engaña
que oculta la verdad
que crea mentiras
en definitiva un ser
que no puede ser.