Qué dolor más hermoso el que carga este lugar
de inmensa oscuridad y de cuartos inhóspitos.
Si algo habita aquí es la eterna soledad;
se ha quedado varada
—sin correr—
junto al tiempo.
De nostalgias invadido se ha marchitado el día;
no vuelve junto al sol y se parece a la luna.
Si hubo alguna hoguera se apagó con el frío;
frío mío que devora hasta el más frío de los inviernos.
No hay nada —ni tiempo—
en este hermoso vacío;
¡qué hermoso es el frío cuando cura al enfermo!
Es el ciego quien huye de la eterna soledad,
aunque sea en su silencio
donde el ciego,
pueda ver.