Ayer anduve caminitos escondidos de mi universidad.
Hubo un instante que olvidé todo.
Parecía una muchacha de esas que tienen un rostro de colores desconocidos y amante del infinito,
que me dejaban estaqueada en esa nada tan llena de tranquilidad.
Me quise tanto en ese instante,
que como dijo Pizarnik,
la jaula se ha vuelto pájaro.