Diminuto infinito
La naturaleza es brutal e inmensa, por más que hagamos el amor y sintamos mucho, seguimos siendo diminutos ante ella.
Sentado en el fin del mundo,
en tierras vírgenes
pero llenas de sangre,
con vientos furiosos
pero enamorados de valles
y montañas heladas, que aman el sol
pero al esconderse en las sombras,
desatan la furia de almas,
un vacío inquietante
que se llena levemente por un reflejo.
acostado en el fin del mundo
pero mirando la misma luna,
estrellas explotan en el infinito,
alejándose estelas,
brillando en un manto triste y solitario
pero ahí está ella,
haciendo el amor en el fin del mundo,
los álamos, los pinos, los cedros,
lo frutos silenciosos del bosque,
los lagos, los mares y los interminables ríos
son testigos de ese fuego,
terminan en ese punto
en un pequeño lugar del mundo,
alejado por tierras,
pero respirando la misma brisa,
brisas que atraviesan el mundo.
Será que el amor es diminuto –ante un universo infinito-?
