Aldana

Satélite

El dominio de lo instintivo.

En representación de lo finito del espacio la vida me invita a aventurarme junto a un satélite.
Que si buscamos su significado es algo así como un cuerpo celeste opaco que solo brilla por la luz refleja del sol y gira alrededor de los planetas.
Y es que desde el vamos, no cualquiera puede ser satélite, solamente existe uno de forma natural.
Siempre está presente aunque no lo puedas ver, lo estiman por naturaleza y conforme a su dinamismo se adapta al paso del tiempo. Una de sus cualidades más destacas es dominar las masas y todo lo que lo rodea, con su instintivo encanto.
Su fulgor es indefinido, como cuando emprendes un viaje por la carretera en una noche de verano y su brillo te persigue, no importa cuantas distancias ni lugares recorras, siempre permanece.
Particular en cada una de sus zonas ya sean oscuras, grises o blancas que la hacen una pieza invaluable.
Cuidado... porque podrías quedar atónito, contemplado de su luz mientras perdes la noción del tiempo y del espacio.
Sin embargo no es suficiente una sola vida para hacerle honor a toda su beldad.
En este recóndito de existencia Dios me regala mi propio satélite, mi propia Luna.

Otras obras de Aldana...



Arriba