Alberto Isidore

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No sé dónde estarás.
Ni sé dónde estaré.
Ya los años han pasado,
las arrugas te han marcado,
incluso tu olor ha mutado.
Pero volver a sentirte,
volver a mirar
esas profundas pupilas,
es como volver al hogar
del cuál nunca tuve
que marcharme.
Marchitarme en mis recuerdos,
recónditos frutos del alma.
Ahora somos otros,
los ríos llevan otras aguas
y conducen nuevos peces;
sólo pido al destino
que seamos afluentes
de una misma corriente.

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