Noviembre /07/2014
La cigüeña se aferra a su alto nido y mira airosa. Son sus potentes alas amparo de su prole.
Las cuatro décadas de tan hermosa niña, suman otoños.
La mentira y la verdad, suelen ser o no creíbles. Todo depende del momento en que se digan.
Caracolillo, al verte desde lo alto, ¡cuan frágil eres!
En aquella capilla medieval había un viejo sótano y ella, (una chica joven llena de curiosidad), no dudó en bajar la fría escalera hasta adentrarse en esa estancia lúgubre con olor a si...
¿Noche de estrellas, luciérnagas y luna? ¡Todas me alumbran!
Grabo el instante, es el reto a seguir, y... llegas tú.
El silencio habla y también ensordece cual vulgar ruido. Podemos escucharlo si aprendemos a oír.
Suave cadencia, tibio frescor que abraza. ¡Así es mi mar! Siempre sueño con él, siempre... me pierdo en él.
Amanecer en un día nublado; nos hace verlo, como el sutil frescor que nos regala el cielo.
Amanecer de un domingo gris, lleno ¡de abrazos! ¡de despedidas!
Te fuiste un día, y hoy, logro recordarte ¡al fin!...serena.
Cuando dormimos, vuela nuestra conciencia, si...¡no hay insomnio!
¡Mi padre amado! te recuerdo y te extraño con gran nostalgia. En tu última mirada, no pude estar contigo.
Sus risas, llantos y carantoñas son inagotables. La dicha de tenerlas enriquecen mi vida.