Neo

Mon ciel.

Para el amor de mi vida.

Tu voz, susurro de luna entre las olas,
se derramó en mi ser como un río de seda.
Cada sílaba, un roce de estrellas caídas,
y en su murmullo, mi alma se queda.

Era un canto sin fin, una danza,
que tejió en mis venas un hilo de luz.
Y al oírla, el tiempo se disolvió en nada,
quedando solo tu voz, y mi corazón.

Nos encontramos como estrellas fugaces,
dos almas errantes buscando su luz.
Tú, mi reflejo en un espejo lejano,
yo, la canción que en tu pecho se cruza.

Hay en tu mirada un destello que parece venir de galaxias lejanas, como si tu alma llevara el brillo de mil estrellas antiguas.

Haciendo temblar mi anatomía ante cada toque. Enloqueciéndome con cualquier acto. Dándome vida con una risa.
Tan fuerte y sucumbiendo ante la debilidad. Tan impredecible y tan duro. Tan perdido y entregado.

Apretando de tu cuerpo entre mis brazos. Buscando fusionar las almas y volverme uno mismo a tu lado.
Cortando tu carne y palpando en tu interior.

Volvería un desastre al mundo ante tu falta. Entregaría incluso lo que no poseo por tu bienestar.

Quemaría el cosmos por tu causa. Fraccionaría mi alma por entregarte cada parte. Te daría el mundo si ese fuera tu deseo.

Aquella vida que le dió vida a la propia. Mi noveno cielo. Trayéndome una vez más al paraíso.

Te amo con una certeza que trasciende esta vida, como si nuestras almas se hubieran buscado y encontrado a lo largo de mil existencias. Siento que te he amado antes, en vidas pasadas, y que seguiré amándote en todas las que vendrán.

Eres mi hogar, no solo en este mundo, sino en todos los que hemos habitado y en los que nos esperan.  Prometo buscarte y encontrarte en cada rincón  del universo, en cada vida que vivamos, hasta que nuestros corazones se unan una vez más.

Porque sé, con cada fibra de mi ser, que estamos destinados a amarnos por todas las vidas que existan.




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