Los relojes reclaman el césped de la mañana ebrio de rocío, sí; pero con aroma a estiércol en las entrañas.

¿Qué razón justifica que seamos eslabones dispersos en la garganta de un mundo sin canciones de solidaridad? De ser partículas atraídas por contratos mercantiles viajando en dirección c...

Allí donde nuestros pies No tocan el suelo Donde nuestras manos Alcanzan las nubes Los deseos transpiran

El universo estaba contenido en sus ojos cuando él la miraba, a ella.

Caminando entre la niebla Divisé un gran tesoro Un ángel en edad de oro Sumido por la tiniebla Oscuridad de pobreza

Aún hoy vives en el café y en las sábanas, en este eterno reloj del deseo que me despierta en las mañanas.

Mis palabras provocan a tus oídos mis gemidos calientan tu cuello las pupilas se excitan, las ansias… Entre sonrisas desenfrenadas nuestras miradas ardientes se pose…

La habitación 11:11 con sus once puertas y sus once ventanas nace de los movimientos que se alejan de mi cuerpo

Al estar conmigo misma siempre habrá un sonido o un canto de verdad dolorosa removiendo los cimientos. Entonces recogeré del pavimento

Toda la dicha cabe en un suspiro de tiempo, en un balbuceo de fiebre amarilla con la piel ennegrecida y el andar de las botas de sol

El agua ofrece la espalda y concede un rosal. Oh! Pétalos de naipes, árboles sin nombre que en un día

He visto rosas desde la alcantarilla y también he bajado a la alcantarilla sosteniendo

El insomnio incita y el tapiz de las formas se filtra sin pausa. Las palabras, carbones en el día,

Todos tenemos nuestro otro yo, ese que dejamos fluir cuando nadie nos ve o simplemente con esa persona especial. Muchos temen mostrarlo por temor, por orgullo o por instinto de superviv...

Sentada bajo la sombra de un roble Admiro mi bosque dormido en el ti… Raudas en entretejer una alfombra… Las hojas se despiden de los insta… Adelfas azucenas presas del deliri…