Usted es un trozo de pan,
calientito, recién hecho,
con el alma generosa
y el amor en cada gesto.
Tiene un corazón tan grande
que no le cabe en el pecho,
se desborda en cada risa,
en cada abrazo sincero.
Es refugio en días tristes,
es consuelo y es aliento,
como hogaza que alimenta
con ternura y con afecto.
Dios bendiga su nobleza,
su dulzura y su talento,
porque gente como usted
hace hermoso este universo.