Quiero tu nombre aquí,
quiero pisar unas pestañas falsas,
delicadas lombrices, rayos negros,
esa tierra mojada, esas lágrimas feas.
Quiero pisar dientes o barro o algún beso,
ese calor difunto que orea un viento pardo,
esa garganta o guijo fría al pie desnudo,
ese pecho de ámbar por cuya agua íntima pececillos transcurren.
Bola redonda de la que no escapará el aire,
de donde nunca un suspiro de niebla
saldrá con su calor reciente a embeberse en los ojos.
Quiero pisar una cintura, anillo,
frágil anillo, aro delicado,
ese gesto que abarcase la mano
cuando un cuerpo por su mitad se rinde.
Quiero muslos de acero, acaso musgo tenue,
acaso esa suavidad tan reciente
cuando la lluvia cae por una ingle indefensa.
Quiero tierras o pólvora,
esos besos azules,
ese rechazo súbito que deshace la boca
cuando un cuerpo o una luna estallan como herrumbre.
Amor como la lira,
como esas cuerdas rotas,
música cenicienta,
oro que duele entero,
luna que descolgada presencia que no hay aire.