Quiero soñar contigo, hasta que tu llanto se anide en mi pecho y tu voz grite mi nombre sin rencor alguno. Quiero acunar tu cuerpo y devolverle a la caricia su poder de abrazo. Quiero d...
“ La noche... Tus ojos... Un poco de Schumann... Y mis manos llenas de tu corazón.” Se han visto liebres vestir y desvestir cuerpos, almas, objetos. Se las ha visto también estáticas ...
Levantarme, tocar tu puerta. Me invitas a seguir, entro. Bañas a Laura, visto a Laura, preparas desayuno mientras yo desenredo su pequeño cabello. Repasamos las tareas con ella. Salgo, ...
El cuerpo está cansado. Suena la primera campana en el reloj. El primer sorbo resulta ser el más amargo, como si el peso de la muerte se sintiera desde el primer dilatamiento de pupila ...
¿A dónde va el mundo Cuando un libro solo pegado a tu r… ¡Si tú Caminante vestido de sombr… Arrastras por el pavimento el rost… sin situarte, sin ser más!.
No me place saludarle pero necesito hacerlo. Así como usted deja sus cartas en la mesa y pone en ellas sus modos de ver y sentir el mundo, hoy yo hago lo mismo. No para echarle en cara ...
Si no te hablo, deprimido el vocablo... me reclamaría el lenguaje que, lo deleita cuando lo hago. Sin salir de mi,
Quiero sentirme mía, no tuya, redescubrirme toda, dejar el vacío y revolverlo, extenderlo,
Al empezar en la escritura e intentar no morir en el intento sepa que de entrada usted ya está muerto. Empieza con manías en el oficio. Lo primero que hace es escribir versos de amor cu...
Escribir con la fuerza en que la s…
En el vértigo de la inconstante vi… La marea viene y va. Nos respira alma Nos respira olvido Nos respira tristeza
Eres. ¿Y a dónde vas? El canto de los pájaros dormidos. El alba cansada El amor derretido sin comenzar
Es difícil empezar después de tanto tiempo sin poder hacerlo y más cuando paso de dormir tres horas diarias a doce o diecisiete, según las ganas de seguir haciendo absolutamente todo lo...
Erase una vez los techos de madera… No estábamos solas.
Me duele el orto, no el orto vulgar popularizado por el cuerpo de las gentes, me duele el orto del espíritu. No me juzguen pues soy yo quien lleva esa subjetividad a su máximo escosor y...