Ella
cogió las maletas sin mirar atrás,
no quiso ver lo mal que lo pasó,
no quiso saber qué ocurrirá tras su marcha.
Todo seguirá igual,
sabe que ella no era nada... para nadie.
Pero eso no le importaba,
era feliz,
porque tenía lo que más amaba.
A ella
no le importaba la ignorancia,
─ Nadie me quiso aquí ─dijo con voz melancólica─. Nadie me echará de menos cuando me vaya.─
Su rostro desprendía tristeza,
a la vez certeza
de que, donde viajaba, era un sitio mejor.
Realmente no sabía si era mejor,
pero necesitaba darse cuenta de lo que dejaba o de lo que se hubiera perdido
si ella no se hubiera marchado.
Esto aún no ha ocurrido,
pero ella tiene la esperanza de que
ese milagro ocurrirá y que,
por fin, podrá decir Soy Feliz.