Camino hacia el nogal, hacia el borde del precipicio, veo tu casa, aquel tendal. El espacio entre mi música y tu...
Se que he de morir en alguna estac… no me da miedo, no me da sed. Se que el llanto ajeno y multitudi… no evitará la partida,
Había empezado una azotaina sonora, mientras el cuadro triste de un santo perdía la mirada al lado izquierdo de la mesa de noche. Efímeros martilleos retumbaban el sentido auditivo de J...
quizás no puedas verme, quizás no puedas sentirme o quizás puedas sentir la fuerza de mi energía al abrazarte. He tratado de abrazarte millones de veces, en la calle, al comer, al estar...
Llevaba la cremallera a medio cerrar y la barba frondosa por días postergados de cuidado. La botillería había cerrado y la única tienda de al lado, alumbraba con baja luz de vela a las ...
He escrito un mensaje hacia el bor… he deseado entre sabanas en aquel… He confesado que soy un fiel amant… un hombre terco y pésimo en el aje… La he imaginado mirando las velas,
Has creado las mejores canciones, los mejores poemas forjados en mel… lisuras banales por doquier. Se han repetido nombres en la llan… estela celestial,
El crudo recuerdo tácito, ha vuelt… Las amapolas han embellecido el se… mientras las moscas no paran de mi… frotando sus asquerosas patas que… Parados, erizados lo bellos del br…
Las calzadas de abundante comercio, me invitan las señoras un pequeño buñuelo. El menaje roto entre las rejas de la puerta, las comadres discuten por unos trapos de lujo; canta a la gat...
Cuando las luces apagan... el sentir de tu cuerpo ocupa mi me… ocupa todo el espacio de la alcoba… tiñe mis noches a un negro absolut… Cuando las luces se apagan...
Ahí voy nuevamente castigado por agujas, como llegado de guerra, cansado, hastío ante los diarios y
Había pasado cuarenta minutos y Ernestina aun no llegaba. La ventana aún era el punto de encuentro. Los vidrios empapados por la lluvia, más el silencio sepulcral en casa, hacía que esc...
Habíamos pernoctado en una vieja casa en Louisina, Indiana un 4 de abril de 1920. Una inquieta abeja revoloteaba mi sentido auditivo mientras una revista Ziegfeld Follies posaba la pági...
He atado mis demonios a tu locura, el vaivén de quimeras no me suelta… No me deja esta sartén flameante, de pensamientos impuros. Oscilar tu cuerpo como bandera,
Al tajar esa mirada paulatinamente… el sol se hundía en el mar. Al insertar ideas en un soneto, musitaba los compases al oído. El garbo tallado y con mesura,