Te rocé sin ver
¡Y tú: tan cerca!
No atinaba mirarte
en mi viaje constante.
¡Tú: tan cerca!
Sin notar tu existencia
desandaba el peñasco
rumiando un fracaso.
¡Y tú: tan cerca!
Casi sin saberlo
emergió tu figura
y trocaron los grises
a color y hermosura.
¡Tan cerca!
Hoy que tu presencia habita mi mente
eres tú quien no roza.
Hoy que tu fantasma acude dulcemente
eres tú quien no atina
siquiera a mirar
En sueños procuro sólo vanamente
Salirte a buscar; lograr atraerte
Tomarte y amar
Y sólo consigo asirte los dedos
conque recurrente
te tapas la boca.
Mas no pronuncias siquiera una nota
que lime los bordes de la paradoja
y acaso la torne;
menos evidente
Sergio Soto