el silencio de la muerte,
en el frio de mis entrañas,
deseo pronto el filo acero,
para tenerle de nuevo entre mis dedos.
el ojo ciego de mis pupilas,
el odio eterno en mis retinas.
bendito el portador de mi lanza asesina,
apiadandose de mi alma,
baja la cabeza y resando pide:
señor, arrancadle el alma, y arrojadlo al fuego.
veo el cielo nublado de un verano sin sol,
veo su cara, sus labios gritando,
mis manos acarisiandole,
mio no era su engendro.
daria mi cabeza por hacerlo de nuevo,
robarle el ultimo suspiro de su ser,
rosandole el cuerpo,
poner mis manos en su cuello.
recorrerla, arrancarle la piel,
beberme su amor,
mirarla sufrir.
sentir el frio en mi cuello,
no pudo ser peor que mi tragedia,
todavia siento latir mi corazon,
y en el todavia la siento viva a ella.
en mi ultimo pensamiento,
viaja su cabello a contra luz,
verde, madera, sol.
el dolor a muerte en mis entrañas,
frio.
quemarte de nuevo.