El reloj esta amurado a la pared.
Es una dulce aguja,
La que separa mi destino de mi.
Su leve movimiento,
Abraza la monotonía
De un sin fin de historias
Que ve deslizar por sus ojos,
En silencio y con respeto.
Los hilos de coser
Que atan su cautivadora boca,
Lo mantienen como el rey de reyes,
En donde ni el más vil dictador
Lo podrá derrocar.
Él decide cuando será el momento
De relajarse en una selva de barro.
Vio la historia. Observo callado.
Ese es el motivo de supervivencia:
La astucia de un depredador étereo,
Al cual las balas solo parecen
Lastimar al viento, dejandolo desangrar
En el aire del infinito.