Vivam, parsque mei multa superstes erit.
Ovidio, Amores, I 15
Mi hija se somete
a la disciplina de las letras
alarga y encorva la mano
hacia sílabas permanentes
palabras nuevas intrusas
extraños significados
imposibles de graficar
en su mente fresca
dibuja garabatos
patos con cabellera
caracolean sus grandes ojos
entre arañas y túneles
inconstruibles
aún.
Y allí danzar se ven
sus tres añitos
en fáciles giros de libertad
juguetes que agita
con canto alegre
hasta allanarse a las formas
deseadas para su fin
aes bes y las complicadas
zetas parlotean
se revela en una sonrisa
ignorando todo Saussure.
Los renglones encasillantes
se desvanecen inútiles
graciosos hilillos
ante el golpeteo del crayón
se ciñe a la hoja blanca
barca temporal
a todo conduce.
Urge una comunicación
per se
entre sus dedos se esconde Dios
en su mirada atisba
el todo inasible
celebrando el porque sí
de este trazo sólo suyo.
Única mi hija en la línea de largada
del gran viaje vive la mancha
en una fiesta.