Del libro Aquí no duele -50 poemas-, Buenos Aires, Ed. Vinciguerra, 2010
Tal vez alba rocosa de caníbal tristeza de andar desandando distancias decretando nuevos rayos de soles fabricando otros abismos.
Canciones nómadas soledades de sueños enrejados ansia de ese juego de personajes y otra vez dedo a dedo su mano enmanada en la de él.
Obra de arte es poder ver este cielo estrellado del Hemisferio Sur. Mientras gira giro tratando de entender
Decidió tomar un poco de aire a bocanadas a manotones en realidad.
El cielo es de la coalición el desierto es iraquí el dolor debería ser privado pero es obsceno en las fotos de los periódicos.
Como dos sonámbulos sin noche ni descanso caminamos en silencio. La Patagonia
Cronista siempre para alumbrar historias escondidas en palabras navegantes y náufragas habitadas desde las raíces de los… inicio de lo que no inicia ni conc…
La brisa le allana las huellas el minucioso atuendo de cada frase todavía encendido itinerario en precario equilibrio sin red persiste en la tregua
Se mira al espejo se descubre en tres dientes y una… investiga quiere asirse se saluda con su vecino en el vidr… un dedo se apoya en la otra imagen
El remanso de sentir de nuevo en l… el silencio entendido en tan ajada… Y acariciarlas y besarlas y guarec… en quijotes abrazos. El orden de lo natural y una cruda…
Cemento vivo superpuesto sobre cemento y roca amalgama de cultura de películas conformadoras del espíritu de una… entre rostros de mil razas.
Es lo que se posterga me digo tiempo desértico de vida lo que va estructurando el espacio del avance de la noche.
Música anterior a la palabra presencia primera el silencio inicia degusta promete el ser
Fosforece una árida voz cansado perro de presa casi vislumbre de la mañana. Es repetir y golpear márgenes y es siempre insistir
Tren que siempre está por salir en esa décima de intuitivo fragor anterior a la partida donde eterna quietud de manos despobladas