Puesto que fueron tus ojos, fue la noche, tal vez la luna y el firmamento
Los encargados de arrojarme a ese océano de incomparable sentimiento
Ignore mi promesa infantil y me aferre a ti, de una forma perdidamente ciega
Todas las melodías se coordinaron por dos simples noches, desnudado la verdad de nuestro pensamiento
Nuestras sonrisas se mezclaron formando un huracán, tu voz sosiega mi mente
Y me amarro a este efímero presente.
—Samuel Amador.