Me obsesioné con otras tierras
que te olvidé MI Borinquén querida,
pero tú calor pega fuerte,
y tú viento refresca enseguida.
Tu lluvia trae los cantos
de los seres puertorriqueños,
y recuerdas que eres de aquí,
como el coquí que canta contento.
Quito las vendas de mis ojos,
y veo los campos y los ríos,
tus playas y horizontes,
tus jardines y tú gente.
Le pego a la madera tres veces,
pa’ que no se me vaya la suerte,
de seguir viviendo en tus tierras,
y cuando haya de morir, le pido a Dios que aquí sea.
Que me traes enamora’
¿cómo más quieres que te lo demuestre?
Prometo mi Puerto Rico tatuarme el nombre del muelle.
Y cuando ya casi te olvidaba,
mi corazón no cedía,
por tu poesía flui,
ahora mi Patria querida te hice mía,
cuando yo, ya era de ti.