Otra vez siento el dolor de tu ausencia, y aún no te has ido.
No sé cómo haces para cambiar mi ánimo con solo unas palabras.
Trato de olvidarte para que el día en que ya no estés,
no trate de matarme con la fragancia del recuerdo,
¡tu recuerdo!
Soy terco al tratar de olvidarte recordándote,
así que escribo para olvidarte.
Pero ni te escribo, ni te olvido.
Abrí la herida que aún no estaba hecha,
derramando sangre como lágrimas por ella,
por ti.
Y con esa misma sangre escribí letanías a la vida,
quien te puso frente mío y sin previo aviso te llevó lejos de mi lado.
Fue una broma de mal gusto hacerme creer que estarías para toda la vida,
y que luego tu primer beso supiera a despedida.
Amanece una vez más y en mi mente solamente está este sentir,
de desarraigo y pena que me deja esta noticia,
que nos queda poco tiempo,
poco tiempo para quererte,
para querernos.
Eso, si es que alguna vez sucedió,
aunque para mí fue real,
aunque no fueras realmente mía.
Así, con el poco tiempo que tenemos,
prefiero escribir estas notas bajo la sombra de tu ausencia.
Amanece una vez más, y te vi,
pero no llegaste a mi oficina,
supongo que fue una ilusión,
pero podría jurar que podía tocarte.