Es tarde ya en la noche y la playa está desierta. Rompe el mar sobre las rocas. Un aire cálido,

Otra maldita tarde de domingo, una de esas tardes que algún día escogeré para colgarme del último clavo ardiendo

Te dirán que vales lo que eres y no lo que tienes. Y tendrán

Me llama. Está borracho. Un poco borracho; la lengua le patina, y me imagino su babosa, su estúpida sonrisa.

Es esta condenada impotencia. Esta ausencia hasta de rabia. Este peso.

Siéntate a la mesa. Bebe un vaso de agua. Saborea cada trago.

El tipo dijo con palabras elogiosas que en el fondo le agradezco: «... he aquí el milagro

Hundo la cuchara en la blanda firmeza del yogur y me lo como, lentamente, de pie,… de la nevera abierta. Paladeo su frescor gratificante,

pillada en un círculo de pesadilla y pescadilla que se masca la cola que no sabe ni cómo empezó los niños

Las palabras son inútiles, tercas,… como tornillos que no entran recto… Y me cansan. Pero son lo único qu… Los juguetes de un niño pobre. Yacen destripadas a mi alrededor.

Tú sí tú no tú sí tú no tú sí

El comienzo del verano y la noche yace como un cuerpo herido que la aurora no consigue desvelar… Recorro la ciudad taconeando

Salgo del trabajo. Los huesos, el… dulcemente dolorido, como –a veces… después de un polvo de los buenos. La luna, sajada en dos pedazos, me… el ojo ese famoso de Buñuel,

Los trinos de ese mirlo se derraman sobre el fiambre más reciente de la ciudad. Dicen que encontraron la jeringa

Lo llaman algunos. Otros dicen: «Hace falta valor, coraje, resistencia.» Y el caso es que nadie sabe nada.