Si tu voz juega en la brisa,
te pareces tanto al viento...
Te pareces al asiento
que dan los años. No hay prisa
si tu voz llama. Me avisa
el viento que aún me esperas:
el viento tiene maneras
de hacerte volver, de verme
febril, deseoso, inerme
por tu paz, por tus quimeras.
Te pareces al trazado
de alguna ribera triste,
las aguas que prometiste
las hubo el tiempo arrastrado.
Por el cauce atribulado
de agua te me apareces,
agua que escapa, y que a veces,
me calma con su murmullo,
como aquel recuerdo tuyo
en el que viento pareces.
Vuela el viento con tu nombre
y se me ensancha el camino.
Te pareces al destino,
oh, alma inquieta del hombre.
Amor es tu sobrenombre,
el hondo descubrimiento,
el agua en aquel sediento
paraje del yo profundo...
Te nombro. Y, en un segundo,
quien me contesta es el viento...
Poema de Libro del Trigo y del Viento