Todo ese sufrimiento y desdicha prolongados en el tiempo fueron justificados por ese instante de felicidad.
Jamás será desperdicio detenerse y oír los susurros del corazón.
La triste lluvia se tatuó en mis pómulos. y mi precioso jardín ha muerto en mi pecho.
Mi noche, mi oscura y triste noche… Fugitiva del alba. ¿Cuánda acabará tu rabia contra mi desgarrada alma? Por favor, cesa tu guerra.
Pase lo que pase siempre habrá una grieta por donde se filtre la esperanza.