Un leve lamento de tu voz,
partiría la fuerza de mi pecho...
Destruiría mi esperanza,
que libremente flotaría...
Libremente viajaría, vagaría...
Sin regresar ya a mi...
Se multiplicarían entonces
dentro de mi,
los ecos del gravitar de la nada...
Y acudirían de mi espíritu,
los silencios más desiertos...
Haciendome pedir más que nunca,
las caricias que regala,
el amanecer...
Las mañanas azules,
y los senderos de flores,..
Humildemente lo pediría...
Para poder de nuevo,
ver mi vida,
sin la tragedia de la existencia...
A partir de ahí,
mi ruta sería la música de los pájaros...
Y se me vera entonces
ir feliz.
soltando al aire toda mi bondad...
En ese pequeño instante del tiempo...
Siempre es siempre