No me digas que no, te pones fea
Se te arruga la frente y en la boca,
Ese gesto de enojo que provoca
Amargura que duele y que golpea.
No me digas que no, no es la manera
Que debieras usar al castigarme,
Porque cuida no vayas a matarme,
Hay castigos que un hombre no tolera.
Y por eso y aunque sea por un rato
En el bien de este amor es que lo digo.
Deja ya tu rencor y tu mal trato.
Hazme caso, mujer, y si te pido,
Si mi alma está sedienta de tu abrazo
¡Deja todo, por Dios, y ven conmigo!