Sin dueño, entre las ortigas,
piedra por pulir, brillabas.
Pie invisible.
(Entre las ortigas, nada.)
Pie invisible de la ira.
Lenguas de légamo, hundidas,
sordas, recordaron algo.
Ya no estabas.
¿Qué recordaron?
Se movió mudo el silencio
y dijo algo.
No dijo nada.
Sin saberlo,
mudó de rumbo mi sangre,
y en los fosos
gritos largos se cayeron.
Para salvar mis ojos,
para salvarte a tí que...
Secreto.