#Andaluces #Españoles #Generación27 #PremioNobel #SigloXX (1925-1926) El alba alhelí del
Sí, sí, es verdad, es la única ver… ojos entreabiertos, luz nacida, pensamiento o sollozo, clave o alm… este velar, este aprender la dicha… este saber que el día no es espina…
Porque al fin te perdieron fuegos… y humos lentos velaron velaron el castillo, nívea cárcel. donde la rosa olvida sus fantasmas… mi corazón, sin voz, ni batallones…
Dicen que hay toros azules en la primavera del mar. El sol es el caporal y las mantillas las nubes, que las mueve el temporal.
—Bien puedes amarme aquí, que la luna yo encendí, tú, por ti, sí, tú, por ti. —Sí, por mí. —Bien puedes besarme aquí,
Te invito, sombra, al aire. Sombra de veinte siglos, a la verdad del aire, del aire, aire, aire. Sombra que nunca sales
Adonde el viento, impávido, sublev… torres de luz contra la sangre mía… tú, billete, flor nueva, cortada en los balcones del tranví… Huyes, directa, rectamente liso,
Qué lejos por mares, campos y mont… ya otros soles miran mi cabeza can… Nunca vi Granada. Mi cabeza cana, los años perdidos, quiero hallar los viejos, borrados…
«Me despierto. París. ¿Es que vivo, es que he muerto? ¿Es que definitivamente he muerto?
Oh tú mi amor, la de subidos senos en punta de rubíes levantados los más firmes, pulidos, deseados, llenos de luz y de penumbra llenos… .
«XI. Desde la ventana de nuestro cuarto, en el hotel Novo Moskovskaia, miro su capital, Moscú, partida por el río Moscova, casi helado, arrastrando grandes manchas de grasa de las fábri...
Verde, lenta, la tortuga. ¡Ya se comió el perejil, la hojita de la lechuga! ¡Al agua, que el baño está rebosando!
La cabra te va a traer un cabritillo de nieve para que juegues con él. Si te chupas el dedito, no te traerá la cabra
Blanca-nieve se fué al mar, ¡Se habrá derretido ya! Blanca-nieve, flor del norte se fué al mar del mediodía, para su cuerpo bañar.
La que ayer fue mi querida va sola entre los cantuesos. Tras ella, una mariposa y un saltamonte guerrero. Tres veredas:
El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste