Francisco de Quevedo

Amante que hace lección para aprender a amar de maestros irracionales

Músico llanto en lágrimas sonoras
Llora Monte doblado en cueva fría;
Y destilando líquida armonía,
Hace las peñas cítaras canoras.
 
Ameno y escondido a todas horas,
En mucha sombra alberga poco día;
No admite su silencio compañía,
Sólo a ti, Solitario, cuando lloras.
 
Son tu nombre, color y voz doliente
Señas más que de pájaro de amante;
Puede aprender dolor de ti un ausente.
 
Estudia en tu lamento y tu semblante
Gemidos este monte y esta fuente,
Y tienes mi dolor por estudiante.

Nota de González de Salas: Refirióme don Francisco que en Génova tiene un caballero una huerta, y en ella una gruta hecha de la Naturaleza, en un cerro, de cuya bruta techumbre menudamente se destila por muchas partes una fuente, con ruido apacible. Sucedió, pues, que dentro de ella oyó gemir un pájaro, que llaman solitario, y que al entrar él le salió, y en esta ocasión escribió este soneto.

#EscritoresEspañoles #Soneto (1648) El Parnaso español

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