Hija mayor de una familia formada sólo por mujeres, toda mi infancia la viví en un sector rural llamado La piedra, el pueblo más cercano quedaba a 8 kilómetros, no había mucho en que distraerse, pero no importaba, todo lo que me rodeaba invitaba a soñar y a crear historias de nunca acabar, tardes de lluvia donde les contaba muchas historias para entretener a mis pequeñas hermanas o en reuniones familiares donde declamaba mis creaciones poéticas.
Siempre conte con una gran imaginación que me invita a crear.