Indigno
Voy subiendo tan deprisa y mirando para abajo,
no recuerdo si era un grajo o un sucio escarabajo.
En mi tumba he colgado mis galones, mis fracasos,
y aun ondea tu sonrisa como mi mayor agravio.
A mi camisa de fuerza le he sumado tus caderas,
he tratado de olvidarlas, no he encontrado la manera.
He arrancado todas las flores, ya no quiero primaveras,
si no guardas mi retrato enmarcado en tu azotea.
De mis cumbres borrascosas las nubes ya se han marchado,
en busca de otros paisajes donde tus ojos no alcancen.
Otros campos han regado mis notas de contrabando,
melodía deprimente en clave de mala suerte.
Vas corriendo tan deprisa, levantando polvareda,
que he acabado hasta el cuello de rechazos y de tierra.
Trovador de alcantarilla, poeta de carretilla,
mi tintero no rebrota sin el olor de tu ropa.
Este burro bandolero se ha cansado de tus caricias,
que tan caras le vendiste y a otros gratis repartiste.
Y en mi rincón delincuente he guardado tus recuerdos,
bajo llave, con candado, tus mentirosos halagos.
En el fragor de mi muerte unos buitres sobrevuelan,
y en mi lápida que pongan: aquí yazco por mi reina.
Soy el Capitán Desastre, mi guitarra es mi estandarte,
y en las costas de tu cuerpo, mi navío ha encallado.
Piaciuto o affrontato da...
