...
Levantada, temor altivo;
nada se compara,
el viento libre, la cuna alegre
como la flor que rompe el clima
o la honda pluma negra
que se posa sobre todas las cosas y calles.
creces es un espacio sin fronteras,
te amaré siempre.
Olvidemos el llanto,
el polvo de las cosas y de los lugares,
que el día empiece
cuando tú lo decidas, he venido desde tu abrazo.
Observa las cosas,
halla la paciencia de todo,
fina hilera del campo de las hortensias
defines
desde ayer
la eficacia y el ciego punto del amor.
larga es la vida que te depara
largo el arte;
lisa la memoria.
Eres el único fuego de una larga vida.
Es el mar y la arena, mamá.
Las lentas gaviotas que llegan a la costa sola.
Mar adentro,
silueta de anís y agua.
Mancha de frío en el horizonte,
tu presencia llena todas las rocas como el mar
toda la playa;
tu dulce mano
toca todo el movimiento del mundo;
el sol se vuelca sobre el mar
y tu sobre el sol
poblando todo de cosas invencibles.
El viento borra el perfil del mar,
las piezas de sal y frío
se van acercando;
tu pelo recibe toda la corriente de los continentes.
Son los días, mamá
los días en que te seguiré diciendo mamá.
los altos días
como las estaciones o los trenes.
¿Porqué escribirte?
¿De qué grano de sal saliste
y poblaste todo con tu mano firme y tersa?
De que fruto de azúcar
tomó forma tu boca
y de qué material de seda se hizo tu corazón?
Es bueno saber que aún existes.
Es bueno saber que soy un hijo con una mamá poeta.
Repito lo que ya se esta dicho.
Después de haber perdido y ganado,
después de haber hablado
vierto mis lágrimas sobre tus manos y pecho
y me das una alegría de coral
como una especie de satisfacción instantánea.
Mi poema no se repite.
Habrá palabras nuevas para cada ocasión,
para la nueva historia;
es preciso hoy, antes de que sea tarde
encontrarlas.
Te susurraré como al fiel gusano
que se acerca a la hierba y la besa con un solo movimiento.