Dulce chopo, Dulce chopo, Te has puesto De oro. Ayer estabas verde,

Se ven desde las barandas, por el monte, monte, monte, mulos y sombras de mulos cargados de girasoles. Sus ojos en las umbrías

La guitarra, hace llorar a los sueños. El sollozo de las almas perdidas, se escapa por su boca

En Viena hay diez muchachas, un hombro donde solloza la muerte y un bosque de palomas disecadas. Hay un fragmento de la mañana en el museo de la escarcha.

Se ven desde las barandas, por el monte, monte, monte, mulos y sombras de mulos cargados de girasoles. Sus ojos en las umbrías

Fuera la lluvia cae sin cesar... En mis cristales viene a tocar su sinfonía:

Muerto se quedó en la calle con un puñal en el pecho. No lo conocía nadie. ¡Cómo temblaba el farol! Madre.

Una rosa en el alto jardín que tú… Una rueda en la pura sintaxis del… Desnuda la montaña de niebla impre… Los grises oteando sus balaustrada… Los pintores modernos en sus blanc…

Su luna de pergamino Preciosa tocando viene por un anfibio sendero de cristales y laureles. El silencio sin estrellas,

Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua. Cuando fuiste novio mío,