Siempre nosotros apresurados vistiéndonos a tientas
acariciando nuestra piel adentrándonos en nuestra verdad
afeitándonos comiendo calculando las fechas
la cercanía del año nuevo
un posible viaje a Varadero con los amigos
atemorizados frente al espejo vacío
ante la posibilidad de que alguien nos sorprenda
(deseando dolorosamente que alguien nos sorprenda)
en esta batalla sin tregua contra la adolescencia que nos abandona
(cómplices también de los adolescentes
apañadores a toda prueba de sus intenciones más subversivas
en la clandestinidad evidente de sus melenas
—dejando crecer también nuestros cabellos—
amigos hasta la saciedad de sus señas de sus discursos entre dedos
mirándonos en el azul sin condición de sus camisas
en la presencia de sus collares de santajuana
y de sus amuletos de madera pulimentada y cáscara de coco
identificándonos con ellos) dejamos escapar nuestros discursos
nuestras interminables sentencias que no repetirán
parapetados tras el único lenguaje posible
la elocuencia aprendida de los gestos
la frustración a simple vista de sus maneras y sus posturas importadas
lenguaje de mudos que no les pertenece
siempre nosotros tomando el ómnibus atravesando la ciudad y el miedo
atravesando la ciudad y el miedo nuestros pulmones llenos de nicotina
frotando con cera nuestro rostro
como si no fuera posible demorarse un poco más en el baño
continuar la lectura del libro que interrumpimos anoche
escribir a la madre
intentar la restauración de las relaciones con los viejos amigos
sólo nosotros apeándonos en la misma parada de siempre
volviendo el rostro para cerciorarnos de que nadie nos sigue
—siempre volviendo el rostro—presas del temor de echar
a andar
marchamos libres bajo la noche de flancos impenetrables de manos arañadas
sintiendo esa mitad de todas las cosas apretarse contra nuestra piel
esa dura porción de ti mismo que adviertes en los otros
la desesperación la soledad como una espada resplandeciente en medio de los ojos
para ser el saludo que nos reconforta
la canción que asciende inadvertidamente hasta los labios:
el semejante