Está la dignidad de los honores
de la etiqueta y de la jerarquía
de las señoras y de los señores
de vuecencia ilustrísima y usía
la dignidad de los que tienen plata
y el protocolo más la pleitesía
y / distancias salvadas / la corbata
las alcurnias de origen sospechoso
y la honra que hoy viene más barata
la fe del militar pundonoroso
que ordena simplemente la tortura
con el aval del todopoderoso
está la dignidad de la censura
la del garrote y de la contumacia
de la calumnia y su salpicadura
y las miserias de la aristocracia
y la ambición en tres velocidades
y el simulacro triste de la audacia
pero también hay otras dignidades
que no suelen andar de boca en boca
aunque recorran todas las edades
y toda la vergüenza que no es poca
la dignidad de la naturaleza
que de tan cuerda nos parece loca
la dignidad que siempre sale ilesa
del tumulto la trampa y su cortejo
y está la dignidad de la pobreza
la que se lleva inscripta en el pellejo
y permite enfrentar sin más señales
la entrañable mirada del espejo
está la dignidad de los leales
aquellos que en las buenas y en las malas
en tiempos de revés y en los triunfales
no cambian sus raíces por las alas
ni exigen el cilicio ni la alfombra
van sin alabanceros ni bengalas
y en el simple baluarte de su sombra
tienen la dignidad que dignifica
esa que normalmente no se nombra
ni se lleva a la feria o se publica