#EscritoresMexicanos Otra voz (1936)
Quédate callado y solo: casi todo sobra y huelga. De la rama el fruto cuelga y la rosa del peciolo, no a efectos del querer sólo,
Hoy tuvimos noticia del poeta: Entre el arrullo de los órganos de… Y colgados los brazos de las últim… Detuvo su caballo. El campamento de mujeres batía pal…
Han bajado los indios tarahumaras, que es señal de mal año y de cosecha pobre en la montaña. Desnudos y curtidos, duros en la lustrosa piel manchada…
A Cuernavaca voy, dulce retiro, cuando, por veleidad o desaliento, cedo al afán de interrumpir el cue… y dar a mi relato algún respiro. A Cuernavaca voy, que sólo aspiro
Si te dicen que voy envejeciendo porque me da fatiga la lectura o me cansa la pluma, o tengo hartu… de las filosofías que no entiendo; si otro juzga que cobro el dividen…
La vecindad del mar queda abolida: Basta saber que nos guardan las es… Que hay una ventana inmensa y verd… Por donde echarse a nado.
El más impersonal de los respetos morales, el círculo más exterior de los círculos concéntricos que acabamos de recorrer es el respeto a la naturaleza. No se trata ya de la naturaleza h...
Exhalación clara que anhelas —a no perturbar un temblor— por iluminar si desvelas, por dormir si enciendes amor. Desde el hombro donde reposas,
Propio camaleón de otros cielos me… A cada nueva aurora mudaba de colo… Así es que prefiriera a su rubor p… El tizne que el oficio deja en el… Quiero decir (me explico): la muda…
De los amigos que yo más quería y en breve trecho me han abandonad… se deslizan las sombras a mi lado, escaso alivio a mi melancolía. Se confunden sus voces con la mía
La cifra propongo; y ya casi tengo el artificio, cuando se abre el precipicio de la palabra vulgar. Las sirtes del bien y el mal,
Amapolita morada del valle donde nací: sino estás enamorada, enamórate de mí. Aduerma el rojo clavel
Mariano, así nació la poesía: humo de sangre que la vida exhala y luego se depura todavía y asume voz al retomar el ala. Sus raudos hijos la palabra cría,
—Soy la Muerte—me dijo. No sabía que tan estrechamente me cercara, al punto de volcarme por la cara su turbadora vaharada fría. Ya no intento eludir su compañía:
Lailye ¿cuándo vuelves a México y… ya sea en Cuernavaca, ya sea en T… Juntos recordaríamos aquellas cosa… del asno, el indio, el loro, la ar… A ti que te sorprendes —aunque jam…